martes, 4 de marzo de 2008

Dante

Capítulo I: Dante

La fría noche caía sobre la población de Dante, un pequeño pueblo que estaba en la costa de la coronada. Por ese entonces los campos estaban sedientos de magia, pues una sequía de recursos azotaba a la población. Es por eso mismo por lo que la población con gran ilusión salía de sus casas para recibir a la llegada del tiempo Créstico. Este se caracterizaba por lluvias de polvo de hadas, tornados de púas de niux y otras muchas cosas que solían aportar un caos. Sin embargo, este año era diferente no existía miedo todo el mundo estaba seguro y afrontaban la llegada de este periodo como un paso más en su vida.
La pequeña población de Dante, hacía diez años que no veía algo similar. Las casas comenzaron a sepultarse por los polvos de hada, que en tan solo una hora ya cubrían un palmo del suelo.
La imagen era enternecedora, los niños tiraban bolas que no encontraban una caída y flotaban en el ventoso viento como los globos de helio.
Cuando la noche cayó en el pequeño pueblo todas las casas encendieron sus chimeneas y permanecieron horas interminables junto a la ventana viendo como su mundo se reconstruía.
Tan solo unos siglos atrás, disfrutaban del paraíso más bello jamás conocido. Los hombres que vivían por aquellas épocas habían aprendido a utilizar la belleza de la magia y a convertirla en su más fiel aliada.
- Abuelo, abuelo. Cuéntanos otra vez la historia de la historia del tiempo. Anda por fa – una niña de apenas unos seis años de edad saltaba en las rodillas de su abuelo. Esa historia que siempre había sido un recuerdo en los corazones de los Danteses se pasaba de generación en generación.
- Esta bien querida, te lo contaré una vez más – el anciano tomo un sorbo de una taza de chocolate y se ordenó su pintoresco bigote – Todo comienza con la llegada del meteorito Dante a la faz del planeta Nicornio. Lo que en un principio parecía una desgracia…



*yo misma*

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