
Una vez más el mundo se para a mis pies. ¿Qué pasa esta vez? ¿Dónde encontrar las respuestas que se esconden de mis pensamientos? No se como concretar lo que ocurre y mucho menos lo que siento. Sólo espero cubrir estas líneas como lienzos de mis cuentos. A veces, soy fácil y sin mayor miramientos puede uno conseguir de mí una sonrisa agradable. Sin embargo, mi mente anda envenenada por mi propio egoísmo. Soy incapaz de saber lo que quiero pero al mismo tiempo se lo que no quiero. Es una balanza que trato de cruzar a tientas y de la que no puedo salir o no quiero. Cualquier mano que roce la mía deja de ser amiga pues en mis adentros solo yo confluyo con vida. La luz que ilumina mi interior está atesorada muy cerca de mi corazón para poder sentir el calor de la vida, para poder sentir que aun estoy viva. Pero, entre tanto se va, se pierde, se esfuma en ese profundo mundo del que nadie ha sobrevivido, en el que aun nadie ha conseguido descifrar mis sentimientos.
Confundida, aturdida y cada vez con menos empeño de mi vida sigo despertando cada día, exactamente igual al anterior y el próximo a hoy. Caminando incesantemente por las tinieblas que dejan mis lagunas no consigo olvidar como me siento. Si tan sólo pudiera sentir esa felicidad que me solía iluminar la mirada, tal vez despertaría de este eterno y somnoliento viaje y una vez más haría mi maleta y partiría a lo desconocido. ¿Volvería entonces la pequeña soñadora? No lo se. Pero de lo que estoy segura es que hay una extraña dentro de mí. Una mujer o una niña que anda perdida por el sendero y que día a día es más infeliz.
*Yo misma*
No hay comentarios:
Publicar un comentario