
- ¡No! - debía decir ella, pero la tentación era tan grande que los sonidos de su propio pensamiento eran arrastrados colina abajo y solo el murmullo del vicio llamaba a su cuerpo. Parada junto al deseo miraba a sus costados de reojo intentado sentir el camino de la alegoría bendita. En lugar de eso no encontró más que un laberinto de dudas filosóficas que la atoraban en el paraíso eterno. Mientras el fuego ardía en cada centímetro de su piel la pasión de la carne se enredaba en el sudor corpóreo y los gemidos placenteros de lo terreno. La decisión fácil había sido tomada y tras ella se levantaba toda la templanza de una especie, tal vez escondida para su visión ciega por la tentación de la serpiente que trazaba círculos entorno a ella confundiéndola bajo su ceceo endemoniado. Pilares y pilares de saberes habían sido vencidos o tal vez engullidos por el oscuro destino de la raza humana. Un destino al cual nos dirigimos a pasos descontrolados y sin medición alguna. Ella durante ese atardecer en la colina habría meditado lo que siglos y generaciones nos han dejado como herencia y tal vez y sólo tal vez hubiese acertado en cuanto a su fallo. Ya no vale la pena lamentarse pues el apetito la llamaba y le mojaba los labios lentamente mientras caía hipnotizada bajo sus encantos, sus sonidos y caricias. Sus ojos cerrados palpaban el engaño como si fuera la más sabrosa de las mentiras que sus sentidos hubiesen captado nunca. Su cuerpo ya tirado bajo el manto de estrellas se retorcía de goce. Con cada segundo que transcurría la esencia se esfumaba en la nocturna oscuridad y su cuerpo casi muerto mientras disfrutaba de la frivolidad de la vida perdía sentido del tiempo y el espacio. Sus encantos habían sido descubiertos al mismísimo demonio que la arrastraba sin retorno a la profundidad de su asfixiante guarida. Fue entonces cuando sus ojos se quitaron el velo que los nublaban pero fue demasiado tarde pues el daño ya había sido causado y su cuerpo había sido vendido como una simple ramera quien un día perdió el norte sin darse cuenta de que no sólo perdía su cuerpo sino también a su alma, sucumbiendo en la eterna oscuridad.
pd.: algunos ya se darán cuenta que lo saqué de mi space. Esto lo escribí estando en Argentina un día como otro cualquiera o tal vez no, lo recuerdas lu?? Yo puedo oir como si fuera ayer lo que me dijiste al leerlo jajaja... pero eso queda entre tu y yo :P X cierto te kiero muxisimo y tengo tantas ganas de verte q sería capaz de cualquier cosa!!! Un besito a mis niñas de BsAs
*Yo misma*
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